Un espacio-tiempo antidolor entre despedida y despedida.
Sólo eso. Por favor.
Me siento como un cantante o un escritor, que aprovechan sus épocas de mierda para hacer las cosas que realmente hacen de ellos lo que son.
Escribo, canto, dibujo y hago chiringuitos ambulantes.
La diferencia entre ellos y yo es que ellos son de verdad y no un "intento de" (como yo y como muchos otros tantos).
A fin de cuentas, las canciones tristes son los que más gustan.
En domingo cuando más en la mierda, mejor.
El pasado inmediato fue cruel, el presente intenta olvidarlo y el futuro se queda vacío.
Os diría que aprovecharais cada segundo como si fuera el último, es cierto, pero no me voy a andar con hipocresías, pues yo soy la primera que mañana se cagará en la puta cuando el despertador suene a las o7:oo AM.
Entre tanto pesimismo, os comento que pronto saldrá la 2ª Edición de Sangre de Peperoni, esta vez sí con algunas de las ilustraciones que hice, tal y como lo publica su autor Pablo Poveda en su blog.
Mientras tanto seguirá sonando Wilco y la paella ya no me sabe igual.
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