La
excusa del 31 de diciembre
Más
que cualquier día del año me sorprende el ser humano y su capacidad de transformar lo corriente.
Acostumbrada a las noticias
de los últimos tiempos, en los que la capacidad del ser humano
(algunos) se traduce en convertir lo corriente en algo enfurecedor,
lo sorprendente es que hoy quiera celebrar lo contrario.
Hoy
celebro la capacidad de (por fin) transformar lo corriente en algo
ESPECIAL.
Esta noche, al cruzar el umbral de las 12 de la noche, de
repente todos cambiamos nuestros propósitos, nuestras intenciones,
nuestros deseos.
Reinventamos los que ya hicimos, añadimos otros
tantos y, aún sabiendo que la mitad son utopías, lo intentamos y
nos autoengañamos para ser felices.
Que curioso, cuando
tan sólo una hora antes nos conformamos con lo que somos, lo que
vivimos, lo que hacemos, lo que sentimos...
No obstante, todo
eso no es suficiente al empezar los cuartos.
Nuevos
propósitos y estrategias: más deporte, dejar de fumar, beber menos
(este nunca cuenta la primera noche), ser mejor persona, encontrar la
estabilidad, y de paso un trabajo...
¿Otra
excusa más?
Sea
como fuere, me parece algo mágico.
A
nadie deja impasible nochevieja, de un modo u otro, amantes,
escépticos o los nuevos “haters” tienen presente las 00:00h del
híbrido entre 31-1
Da
igual que te agazapes bajo las sábanas. Sabes que algo está
ocurriendo ahí fuera, que hay miles de personas celebrando el fin de
una etapa.
Despidiendo
despedidas, dramas, tristezas, alegrías, buenos recuerdos,
acontecimientos que les han cambiado sus vidas …
Una
nueva revolución. Una de las buenas (qué bien)
Ahí
fuera hay magia.
La
primera canción, el primer abrazo, el primer beso, el pie con el que
pisa, el champagne que bebe (o el gaitero que nunca defrauda), la
ropa... es asombrosa la capacidad para cuidar todos esos primeros
momentos.
Los guardamos y cuidamos con esmero ante la
incertidumbre de lo que nos traerá bajo el brazo el nuevo año.
Qué
bonito enlatar todo eso.
Concentrarlo.
Me
parece mágico el calor que buscamos y que muchas veces desconocemos
que necesitamos, cómo nos refugiamos en una noche, en una excusa
para hacer borrón y cuenta nueva, para creer que todo irá mejor.
En
definitiva, cómo buscamos un pretexto más para introducir el cambio
en nuestras vidas.
Para
mi el 31 de diciembre es la excusa más válida, la más mágica, la
más cuidada y pensada.
La
excusa para empezar libres y felices y delegar a un año cualquiera
lo que hemos hecho nosotros.
¡FELIZ 2o14!
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