y saber que aún guardabas más mierda dentro.
Cómo tuviste la poca vergüenza de seguir mirándome a los ojos
y decirme que la dilatación de tus pupilas era sincera.
Cómo pudiste seguir acostándote en su cama cuando nos separaban
dos metros de distancia.
Explícame qué he de hacer ahora para volver a confiar
(en tí, en mí, en el resto del universo)
¿Disfrutaste viendo como todo se desvanecía?
Espero que, al menos, disfrutaras en la cama.
Si la vida es cuestión de prioridades yo tengo claras las mías,
y las tuyas también.
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