20110330

Tumbados en la moqueta



Así fue su despedida.
Extraña.
Exhaustos.

Respiraban.

No tenían fuerzas para hablar.
Ni para abrazar.
Sólo pensaban.
Y era demasiado cansado.

Volvían a respirar.

Ese era el fin, y ya está.
Ni lágrimas, ni paripés.
No era necesario engalanar.

Volvían a respirar.

Sus neuronas debatían con qué vino preferían morir aquella noche.
No era invierno como siempre sucedía en las pelis, era Abril.
Que se jodan.

Ahora tocaba un suspiro.

Así fue su despedida.
Inertes.
Tumbados en la moqueta.

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